José Valerio Sáenz llegó a Bogotá para cursar la carrera de lingüística. Desde los primeros días enfrentó grandes dificultades para responder por sus gastos de autosostenimiento, por lo que pronto tuvo la iniciativa de producir y vender artículos artesanales. Con el tiempo esta iniciativa se convirtió en una microempresa, que le permitió emplear a algunos compañeros de estudio que enfrentaban dificultades económicas similares, e incluso llegó a ganar un premio internacional de artesanías en la ciudad de Nueva York.